Cerrar ciclos: de la emoción a la acción

31.05.2022

Los humanos tendemos a experimentar de manera narrativa lo que nos rodea, más allá de una descripción de las cosas como se hace en las enciclopedias, diccionarios y manuales, nos gusta ver las cosas dándoles una interpretación como si fueran cuentos: no algo fijo e inmóvil, sino algo fluido y en movimiento. Nuestra propia identidad, sin ir más lejos, es un conjunto de recuerdos sobre nosotros mismos que inconscientemente vamos animando dándole forma cronológicamente narrativa: del pasado al futuro, por tanto, también experimentamos las emociones como si fueran arcos narrativos.

Por cerrar ciclos emocionales entendemos el hecho de asignar un sentido de culminación a una etapa de nuestra vida, es decir, sentir que ha tenido un comienzo, un desarrollo y un desenlace, sin embargo, más allá de esta simple definición, existe un factor emocional ligado al sentimiento de desarrollo personal, no es lo mismo sentir que se ha acabado una etapa de nuestra vida, que sentir que se ha acabado y también darnos cuenta de que eso nos ha dejado mal parados emocionalmente.

Es fundamental que a la hora de cerrar ciclos emocionales haya motivos para creer en esta evolución y sensación de superación, de lo contrario, es muy probable que se tenga miedo a caer en los mismos errores de antes, dado que no se ha aprendido nada de ellos.

Si aspiramos a cerrar ciclos emocionales dando sentido a una etapa pasada es porque por lo general no nos gusta convivir con la tensión que genera la idea de que hay cosas inconclusas en nuestra vida.

Este fenómeno se llama efecto Zeigarnik y nos dice que prestemos más atención a aquellas cosas que sentimos que no han terminado. Si lo que estamos tratando de hacer es superar una etapa de la vida que ha estado teñida de tristeza y dolor emocional en general, las obsesiones con la sensación de no avanzar pueden hacer que nos sintamos estancados.

Se crea así una paradoja: hay ganas de terminar esa etapa, pero a medida que pasa el tiempo cada vez se cree menos en esa salida, por eso, cerrar el ciclo emocional es importante para no caer en la profecía autocumplida (el pesimismo reduce nuestras posibilidades de progresar).

Pero ¿Cómo terminar emocionalmente etapas de nuestra vida? Pensar en el inicio del ciclo nos puede ayudar para tener un panorama claro del momento en que se inició el ciclo emocional y esto ayuda a identificar qué nos puede llevar a cerrarlo.

Pensar en cómo te sentiste también puede ser de gran ayuda, debemos ir más allá de la simple descripción de hechos objetivos, párate a pensar cuál fue tu reacción emocional en esta primera fase del ciclo, tanto en aspectos positivos como negativos, por otro lado ser consciente de que los errores y los fracasos son inherentes a la vida, y mantenerlos fuera de nuestra memoria no sirve de nada si lo que queremos es que tengan sentido para nosotros, en definitiva, debemos aprender de ellos para poder advertir que los hechos más significativos de esta etapa nos llevaron a una etapa final en la que cerramos el ciclo.

Es muy complicado cerrar un ciclo emocional simplemente a través de la introspección por eso, haz que tu salida de esta fase se refleje en una acción o una serie de acciones, para que le des solidez y estructura a tu progreso, de esta forma, estarás demostrando que la persona que entró en ese ciclo emocional no es exactamente la misma que salió de él.


By Federico Schuster