¿El perfeccionismo es una enfermedad mental? Los peligros de ser perfeccionista

El perfeccionismo es un rasgo que convierte a la vida en un constante auto-juicio que asigna calificaciones sobre logros o apariencia en la búsqueda de la perfección, Cuando este rasgo se presenta de manera saludable puede motivar al individuo y llevarlo a superar la adversidad para lograr el éxito, pero cuando se presenta de manera no tan saludable o patológica, puede ser una vía rápida y duradera hacia la infelicidad.
Lo que hace que el perfeccionismo extremo sea tan dañino es que, si bien los que están bajo su control desean el éxito, están más enfocados en evitar el fracaso, lo que resulta ser una orientación negativa que entre otras manifestaciones hace que no crean en el amor incondicional ya que esperan que el afecto y la aprobación de los demás dependan de un desempeño impecable por parte de ellos.
El perfeccionismo está impulsado principalmente por presiones internas, como el deseo de evitar el fracaso o el juicio severo aunque es probable que también exista un componente social, porque las tendencias perfeccionistas han aumentado sustancialmente entre los jóvenes durante los últimos 30 años, independientemente del género o la cultura, se cree que una mayor competencia académica y profesional juega un papel determinante junto con la presencia generalizada de las redes sociales y las comparaciones sociales dañinas que suscriben las sociedades modernas.
Los perfeccionistas establecen expectativas irrealmente altas para sí mismos y para los demás, son rápidos para encontrar fallas y demasiado críticos con los errores, tienden a postergar un proyecto por miedo al fracaso, se encogen de hombros ante los cumplidos y se olvidan de celebrar su éxito. En cambio, buscan a personas específicas en su vida en busca de aprobación y validación.
La perfección se manifiesta en tres dominios:
- El perfeccionismo orientado hacia uno mismo consiste en imponer un deseo poco realista de ser perfecto,
- El perfeccionismo orientado hacia los demás radica en imponer estándares de perfección poco realistas a los demás.
- El perfeccionismo prescrito socialmente que implica tener la creencia equivoca de que las personas del entorno le exigen a uno mismo que sea perfecto.
La perfección, por supuesto, es una abstracción, una imposibilidad real, cuando se lleva demasiado lejos, la búsqueda de la perfección puede conducir a resultados negativos, como la procrastinación que es la acción o hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, la tendencia a evitar los desafíos, el pensamiento rígido de todo o nada, las comparaciones perjudiciales y la falta de creatividad, por otro lado está el perfeccionismo desadaptativo que a menudo está impulsado por el miedo al fracaso, los sentimientos de indignidad, la baja autoestima y las experiencias adversas de la infancia.
No es raro encontrar que las personas con rasgos perfeccionistas sufran de depresión, ansiedad, trastorno obsesivo compulsivo, trastornos alimentarios e incluso impulsos suicidas.
Existe una gran diferencia entre luchar por la excelencia y exigir la perfección. Los perfeccionistas adaptativos o positivos establecen metas elevadas, tienen altos estándares y trabajan sin descanso para lograr el éxito; están orientados al logro, mientras que los perfeccionistas desadaptativos están orientados al fracaso. Los perfeccionistas adaptativos desean crecer, disfrutan de los desafíos y resuelven bien los problemas, sus tendencias perfeccionistas son entonces una fortaleza, no una debilidad.
Es importante darse cuenta que paradójicamente la perfección no siempre es perfecta pues en muchas ocasiones y en contra de lo que se pueda pensar, conlleva muchas más desventajas que ventajas para la salud mental y física.
Pero entonces ¿cómo poder ir desarraigando la mentalidad perfeccionista desadaptativa? Dejar ir los pensamientos comparativos puede ayudar a las personas a lograr un alto nivel, sin estar en deuda con un ideal increíblemente perfecto. Pueden hacer esto practicando la atención plena y estando presentes en el momento, usando un diálogo interno compasivo y desafiando los juicios negativos sobre sí mismos. La clave es darse cuenta de que un esfuerzo puede valer la pena incluso si no es perfecto.
By Federico Schuster