La confidencialidad dentro de la terapia psicológica.

La confidencialidad del cliente es el requisito más importante por el que se garantiza que los terapeutas, psiquiatras, psicólogos y la mayoría de los demás profesionales de la salud mental protegerán la privacidad de sus clientes y no revelaran el contenido de la terapia.
¿QUÉ ES LA CONFIDENCIALIDAD DEL CLIENTE?
La confidencialidad incluye no solo el contenido de la terapia, sino a menudo el hecho de que un cliente está en terapia. Por ejemplo, es común que los terapeutas no reconozcan a sus clientes si se encuentran con ellos fuera de la terapia en un esfuerzo por proteger la confidencialidad del cliente. Otras formas en que se protege la confidencialidad incluyen:
- No dejar información reveladora en el correo de voz o mensajes de texto.
- No reconocer a terceros que un cliente tiene una cita.
- No discutir el contenido de la terapia con un tercero sin el permiso explícito del cliente.
EXCEPCIONES A LAS REGLAS DE CONFIDENCIALIDAD
Los profesionales de la salud mental con cédula pueden romper la confidencialidad en algunas circunstancias. Uno de los escenarios más comunes es cuando un cliente es una amenaza para sí mismo o para otros, en cuyo caso un terapeuta debe notificar a la persona en peligro o notificar a alguien que pueda mantener al cliente a salvo. En estas circunstancias, los terapeutas a menudo buscan la hospitalización de sus pacientes.
Es importante tener en cuenta que un terapeuta no romperá automáticamente la confidencialidad si un cliente informa pensamientos sobre el suicidio. Por lo general, un cliente debe manifestar su intención de actuar acorde a esos pensamientos y tener un plan de suicidio específico antes de que se considere la hospitalización. Una persona no será hospitalizada en contra de su voluntad simplemente por buscar ayuda.
La mayoría de los terapeutas están felices de revisar cualquier inquietud de confidencialidad antes de comenzar la terapia. También es posible que se requiera que un terapeuta rompa la confidencialidad del cliente si cree que se está abusando de un niño o una persona discapacitada. Por ejemplo, si un niño tiene lesiones inexplicables y se asusta con sus padres, el terapeuta puede tener sospechas razonables de abuso. Como informantes por mandato, tienen la obligación legal de informar sus sospechas a las autoridades.
En casos raros, los terapeutas pueden verse obligados a testificar contra sus clientes mediante un requerimiento judicial, por ejemplo.
CONFIDENCIALIDAD PARA LOS NIÑOS
La confidencialidad para los niños es un tema muy controvertido. En muchas jurisdicciones, los menores no se consideran lo suficientemente desarrollados como para dar su consentimiento para el tratamiento, por lo que se espera que los padres den su consentimiento en su nombre. Por lo tanto, los menores no tienen bien determinados sus derechos de confidencialidad en comparación de los adultos.
La falta de confidencialidad puede interferir con la relación terapéutica. Un niño puede ser reacio a revelar información a un terapeuta si sabe que sus padres eventualmente se enterarán. Para promover la confianza con el menor en la terapia, muchos terapeutas buscan el permiso de los padres de los clientes para mantener la confidencialidad de la terapia.
Incluso cuando los padres no están de acuerdo con la confidencialidad, los terapeutas no suelen revelar detalles sobre sus discusiones en la terapia. En cambio, brindarán información sobre los objetivos generales del tratamiento y el progreso. Por ejemplo, un terapeuta puede informar que un niño tiene ansiedad y está siendo tratado con terapia cognitivo conductual. Sin embargo, no tendrían que informar que el niño está estresado por obtener bajas calificaciones en la escuela.
Al comienzo del tratamiento, un terapeuta puede ofrecerle al cliente la documentación que detalla su política de privacidad. Esta información puede ser parte del formato de consentimiento informado o puede ser un formato aparte.
By Federico Schuster
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