La delgada línea entre la locura y la cordura

Mientras cursaba mi carrera en psicología los maestros me dejaron claro que llamar "loco" a alguien era inaceptable desde el momento en que había decidido dedicarme a la salud mental, suena despectivo, humillante y hasta discriminatorio, decían; con mi postura en contra de la patologización de la psicología incluso suena contradictorio usar el término, pero no hay nada más cercano al no profesional o estudioso de las ciencias de la salud o de la mente que este término, quizás sería tiempo de empezarlo a ver con la misma naturalidad con la que es expresado en muchas ocasiones por los niños o por los mismos pacientes y quitarle ese gran peso de solemnidad que parecería empeorar el tema atribuyéndole, en el afán de no mencionarlo, esa atención selectiva que ofrece lo prohibido o lo que no se puede hacer o en este caso decir.
Dentro de la historia existen capítulos y personajes que han sido tachados de locos, pero ¿a qué nos referimos cuando llamamos loco a alguien? según la RAE este adjetivo se utiliza en personas que han perdido la razón o que tienen poco juicio, que son disparatados e imprudentes.
Personajes como Vincent van Gogh, quien aparte de ser un extraordinario y prolífico pintor autor de obras maestras como "La noche estrellada" entre muchas otras, es recordado por cortar parte de su oreja o por haberse suicidado en 1890, Leonardo Da Vinci quien en su tiempo sufriera por los cuestionamientos sobre sus capacidades mentales y ahora se menciona como precursor de inventos como el helicóptero, el paracaídas o los trajes de buceo entre algunos más o el mismo personaje icónico de la obra más importante de nuestra lengua, escrita por Miguel de Cervantes Saavedra "El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha" quien en un tipo de alucinación hacía cobrar vida a los molinos de viento e imaginaba una existencia heroica que nada más él podía ver.
Y es que la locura hasta finales del siglo XIX, hacía referencia al comportamiento de quienes contradecían las reglas sociales determinadas y se desalineaban de la norma como consecuencia de un desequilibrio mental que causaba patologías enfermizas e impropias del funcionamiento de la razón y daban como resultado actos extraños y destructivos, podríamos preguntarnos ahora ¿Genios o locos?
¿Quién no ha actuado de manera errática al verse expuesto a una situación extrema? Emociones como la rabia, la ira, el enojo, la frustración el estrés o la tristeza son emociones o sentimientos que pueden llevarnos a actuar de manera diferente a la norma (de ahí el término "normal").
¿Has hecho o dicho algo en un momento de furia, arrepintiéndote de manera casi inmediata? Esto es muy humano y en ocasiones muy predecible, al ser entes sociales estamos expuestos a experimentar conductas que no han sido del todo razonadas, es decir, impulsivas.
Lo anterior se confirmaba, por ejemplo, con la ley que en la actualidad ha sido derogada pero que tuvo vigencia y fue tomada en cuenta por las autoridades como sustento de lo antes mencionado, del Código Penal de la Ciudad de México:
Artículo 136. "A quien en estado de emoción violenta cometa homicidio o lesiones, se le impondrá una tercera parte de las penas que correspondan por su comisión.
Existe emoción violenta cuando el sujeto activo del delito vive una intensa conmoción del ánimo que provoca un desorden del comportamiento, la pérdida del dominio de su capacidad reflexiva y la disminución de sus frenos inhibitorios, que desencadenaron el delito".
Hay un punto en nuestras vidas en el que cuestionamos nuestra cordura. La batalla interna entre el razonamiento lógico, la voz en tu cabeza y lo que tus ojos captan y proyectan a tu cerebro. No siempre eres consciente de que estás luchando por tu cordura, algunos nunca lo supieron hasta que fue demasiado tarde.
A todos se nos enseña a tratar a los demás de la forma en que nos gustaría que nos trataran a nosotros. Las diferencias entre lo que está "bien" y lo que está "mal" se inculcan en nuestro cerebro a una edad temprana. Se nos enseña a amar y no a odiar. Pero, ¿por qué tantos de nosotros cruzamos la línea entre el "bien y el mal" todos los días? ¿Qué hace que uno cruce la línea entre la cordura y la locura? La línea siempre está ahí, frente a nosotros, pero ¿por qué algunos la cruzan hasta el extremo y otros se alejan sin causar daño? Ocurre todos los días, cada hora o incluso cada minuto, algunos tienen el poder de pensar y otros pierden el control provocando consecuencias dañinas en ellos mismos y/o en los demás. ¿Es algo con lo que nacemos o algo que se nos enseña? O es algo que algunos de nosotros simplemente aprendemos por nuestra cuenta, como el autocontrol.
Analicemos un ejemplo, todos nos hemos enfrentado a otra persona que en cierto momento hace algo que simplemente nos pone nerviosos, enojados, furiosos o estresados, aun así y aunque haya el deseo de golpear a la otra persona, la mayoría de la gente no cruza esa línea, también hay quienes se enojan, siguen adelante y pueden cruzar esa línea porque simplemente tienen la idea de golpear a la otra persona y lo hacen, pero nunca actuarían más allá de esa consecuencia, sin importar cuán enojados o molestos estén con la otra persona y por último están aquellos que golpean a otra persona hasta la muerte por el simple hecho de estar enojado con esa persona. La primera persona usa el autocontrol y lo maneja de manera positiva, la segunda persona cruza la línea hacia una conducta patológica, y la tercera persona cruza la línea hacia la locura. Pero, ¿por qué no puede la tercera persona simplemente alejarse y cuál es la diferencia entre las tres? ¿Se les crio a cada una de manera diferente a lo largo de la vida o nacieron de manera diferente?
Las enfermedades mentales son condiciones pautadas por factores biopsicosociales y es en esos tres ámbitos en donde se encontraría la respuesta a esas preguntas.
En conclusión ¿Cuerdo o loco? está en nuestro control hacer siempre lo correcto pero ninguno de nosotros tiene el control total y en cualquier momento podemos cruzar esa delgada línea, lo importante es saber que hay tratamiento para la impulsividad y para todo aquello que está en nuestra mente y que nos hace sentir inseguros, incomodos, diferentes o insatisfechos con nuestra existencia, si estás en una situación así, acude con el profesional de la salud mental.
By Federico Schuster