Síndrome del Impostor: Cuando crees que no das el ancho

14.01.2021


Posiblemente conozcas a personas que cuentan con un trabajo increíble, con remuneración y prestaciones envidiables, con éxitos académicos y laborales que las hacen merecedoras de reconocimiento y elogios de los demás, con familias saludables, bellas, con un estilo de vida admirable, abundante, exitoso y aún así no son felices o se muestran insatisfechos.

Si reconociste a algún familiar, amigo, contacto o conocido o te identificaste tú mismo, posiblemente sería hora de buscar ayuda de un profesional de la salud mental.

Conocido como Síndrome del Impostor o Síndrome del Fraude existe un trastorno psicológico que hace que las personas no puedan percibir sus logros o éxitos como suyos y los atribuyan a una serie de factores como la suerte, el azar o incluso a causas esotéricas.

El Síndrome del Impostor sería tan grave que según los estudios realizados por la Dra. Valerie Young el 70% de las personas en el planeta lo han padecido alguna vez en su vida.

El daño a las personas que lo han sufrido van desde baja autoestima y falta de autoconfianza hasta miedo y depresión; como en cualquier trastorno es muy importante que las personas detecten los síntomas para iniciar un tratamiento buscando mejoría.

El síntoma más evidente es el no sentirse o creerse merecedor de éxito o sentirse incapaz de alcanzarlo en el modo que se quisiera y sin factores externos, es decir, por méritos propios.

En este síndrome la persona siempre creerá que no fue capaz de conseguir un triunfo sin haber sido ayudada al grado de sentir que en cualquier momento los demás se darán cuenta y reprobarán su actuar fraudulento, lo que a su vez le generará miedo.

La inseguridad surge cuando dudan de sus capacidades y habilidades profesionales, académicas, humanas o sociales.

Ya en un grado avanzado y sin atención, posiblemente la persona comience a autosabotearse al no contar con la confianza para emprender nuevos retos o por el miedo a no "dar el ancho" para la consecución de los mismos.

Afortunadamente existen alternativas dentro de la atención profesional de la salud mental que pueden aminorar, controlar e incluso extinguir este síndrome.

La inteligencia emocional es una gran vía, aprender a reconocer tus emociones y sentimientos sería el punto de partida, hacerte consciente de tus emociones y controlar tus pensamientos, contando con el reconocimiento de síntomas oportuno como lo mencioné anteriormente, ayudarán a que gestiones mejor tus reacciones.

Y es que con esto tampoco quisiera dar a entender que no asumamos nuestras limitaciones y que no necesitemos ayuda, de hecho, en la vida laboral, profesional y académica siempre necesitaremos de la ayuda de alguien, lo decía John Donne en uno de sus poemas "Ningún hombre es una isla, algo completo en sí mismo" pero es importante también reconocer siempre nuestros triunfos, nuestros logros y nuestro éxito cuando nos hemos esforzado para conseguir una meta.

Es fundamental no ser tan autocrítico, todos necesitamos amor en nuestra vida ¿qué mejor que proporcionárnoslo nosotros mismos? Reconocernos como seres que podemos fallar o cometer errores hace que la autoexigencia se reduzca y por ende que vivamos más relajados y conformes con nosotros mismos, de vez en cuando es hora de premiarnos, en esa acción conductista de recibir reforzadores, darnos a nosotros mismos recompensas a manera de apapachos hace que demos el justo valor a nuestro esfuerzo después de conseguir un objetivo.

By Federico Schuster