¡Soy psicólogo y necesito terapia!

Observar a los pacientes que llegan a consulta así, vulnerables, frágiles, necesitados de acompañamiento y angustiados, por supuesto que genera dolor, impotencia, urgencia y preocupación, y es que aun cuando en el estudio y la preparación como profesional de la Psicología te brindan algunas herramientas necesarias para lidiar con este tipo de situaciones, nunca serán suficientes para combatirlas y aquel que diga que ya no siente nada, me parece que ha perdido lo más importante de la atención y el servicio humano: la empatía.
En consulta, es inevitable pensar en las familias, hijos, parejas, padres y amigos de la persona que tienes frente a ti, a veces los imagino exigiéndome soluciones, que les rinda cuentas, otras más, me siento como si estuviera cargando con las expectativas que se han formado de mi labor en el trabajo con su familiar, amigo o conocido, esperan mucho de mi aunque el trabajo en su mayoría tendrá que recaer en su conocido, familiar o amigo. ¿Cómo mostrarte estoico cuando alguien te está compartiendo su sufrimiento y se desgarra mientras lo hace?
Y es que no les puedes garantizar que sus demonios internos se irán, que ese pedazo de infierno que han asumido como hogar para su mente, dejará de existir y tendrán felizmente que mudarse a una vida digna, prometedora o saludable.
Trabajar con humanos te lleva a la reflexión de que no hay nada escrito, nunca hay nada escrito y en esa sentencia de que cada cabeza es un mundo, nos encontramos con mundos fáciles de explorar pero también con otros mundos que han sido construidos sobre el fango de la miseria humana, y es ahí, en donde con un optimismo, a veces heroico, trataremos de servir de guía, acompañamiento y contención de nuestros consultantes.
David J. Pollay acuñaba el término de "basura emocional" para todo aquello que vertían ciertas personas al hablar con otras personas, ahora imaginemos a los psicólogos cuya labor es esa, en tal caso seríamos una especie de basurero emocional en donde los pacientes depositan todo aquello que les lástima, les incomoda o les representa algo que no quieren tener más en su vida.
Esto de ser psicólogos no es un trabajo fácil, todos los días escuchamos sobre experiencias difíciles, a veces traumáticas, mientras nuestros consultantes comparten sus problemas. Nosotros también ocasionalmente tenemos problemas personales y cosas que nos gustaría resolver. Sin embargo, habría que preguntarse: ¿Los psicólogos simplemente sabemos cómo manejar mejor los problemas por la formación que hemos recibido?
El hecho de que estemos capacitados no significa que los psicólogos no necesitemos a veces ayudarnos a nosotros mismos. De hecho, la naturaleza de nuestro trabajo nos pone en mayor riesgo de sufrir situaciones de estrés o afecciones emocionales. Para ser claros, no es raro ver de manera frecuente a psicólogos que necesitan igual o más apoyo que las personas promedio.
Debido a que la consulta es confidencial, como psicólogo no puedes compartir demasiados detalles para descargar lo que escuchamos en terapia. Podemos decirle a nuestra pareja que hemos tenido un día difícil, hacer un comentario vago, tal vez decirle que estamos ayudando a alguien con un trauma terrible, pero eso es todo. La supervisión clínica en terapia puede ayudar, pero no todos los psicólogos reciben dicha supervisión. En pocas palabras, los psicólogos no pueden confiar en sus cónyuges o amigos como lo hacen las personas en muchos otros trabajos, por lo que la pesadez del día persiste incluso después de que hemos llegado a casa.
La terapia brinda a los psicólogos un tiempo y un espacio dedicado para manejar sus propios problemas, tal como sus pacientes lo hacen y obtienen de ellos. A veces, simplemente apartar el tiempo para hacerlo, puede marcar la diferencia.
La psicoterapia y/o consulta psicológica son labores extraordinariamente gratificantes, pero los aspectos que las hacen tan gratificantes también pueden hacerlas increíblemente agotadoras. Los terapeutas a veces también necesitan terapia, y eso no debería avergonzarles.
Los psicólogos se benefician enormemente de la terapia continua no solo cuando están experimentando problemas en su vida personal, al igual que cualquier otra persona, sino que pueden necesitarla para prevenir el agotamiento profesional o la "fatiga por compasión". Si bien ser psicólogo es una de las profesiones más satisfactorias, presenta desafíos únicos y puede afectar a los psicólogos, psicoterapeutas y a sus familiares a menos que se siga un plan de autocuidado.
Desde que se asume que tu vida girará en torno a la salud mental, desde que comienzas a estudiar Psicología, es irremediablemente necesario comenzar un proceso terapéutico que permita al psicólogo ejerciendo o en formación, desahogar las emociones generadas al escuchar a otras personas desahogar sus emociones.
Es muy importante ser consciente de que acudir a terapia es un acto de amor propio y de responsabilidad para uno mismo y los seres que nos rodean.
By Federico Schuster